Pulgas blogeras

Escribe el Roto, ese gran humorista con espada por lápiz, la viñeta que acompaña a estas palabras. Palabras humildes escritas desde un minúculo ordenador, de una minúscula casa, en una minúscula ciudad, de un minúsculo país. Épico intento por tanto de trascender el submundo bajo el entarimado de la sociedad, en el que viven las pulgas. Asumida la condición de pulga blogera, compruebo que el dardo va dirigido a los blogs de opinión, de denuncia y similares. Se obvian los exitosos blogs de  cocina, moda, lencería, futbol, sexo y calceta, cuya trascendencia y rentabilidad es conocida. Acotado el espacio blogero objeto de la crítica, es necesario plantear las preguntas que la viñeta no explicita. ¿Creés, desde tu minúscula e insectivora condición, que podrás lograr que alguen lea  tu blog? ¿Creés que tu discurso servirá para algo? Y aún si así fuese ¿Crees que a alguien le interesa lo qué le  escribes? y aún  así ¿Acaso esperas qué tenga alguna utilidad?. Ah! Vanidad de vanidades. Así es el Roto, brutal. No se como les habrá sentado esto a sus compañeros blogeros de la sección de opinión del País. Espero que bien. A alguno de ellos, si no le escuchan ahora, desde luego lo hicieron en el pasado, y desde muy alto. Pero volvamos a lo que dice la siphonaptera.

Vaya primero mi agradecimiento, a quienes se toman la molestia de leerme. Pocos o muchos, para mi importantes. Me ha gustado el desafío  sobre la utilidad de las cosas que plantea la viñeta. La utilidad no es el motor de las acciones humanas. De hecho las más bellas son las más inútiles. Cuando me interesé por la forma de empezar un blog con un amigo versado en estas lides, recuerdo que me dijo, "un blog de opinión. Te lo vas a pasar de miedo (él escribe dos) aunque no te va a leer ni Dios". Efectivamente la falta de cacho de mundo interesado en nuestras opiniones es evidente. Pero. ¿Alguien escribe de manera amateur porque cree que lo que diga influirá en alguien más allá de él mismo? Cada blogero aludido tendrá su respuesta ciertamente, pero ninguno de los que conozco lo hace por ese motivo. Ser trascendente no es su prioridad. Es más, mucho más, una cuestión ética con uno mismo, con el triunfo del "debe ser" sobre el "conviene ser", y sobre todo con el "me da igual ser", que asola nuesta sociedad, unido en alegre compadreo con el "cuanto pagan por ser". Es la suma de resignadas  impotencias individuales  la que conforma la impotencia colectiva, la resignación bovina de nuestra sociedad, esa que le ha llevado a ser esquilmada por cuatro desalmados armados de un programa electoral. ¿Triste? Si y mucho porque significa la la asunción del fracaso del individuo y de su inmenso  poder singular, ese que ahora canaliza una nueva fuerza política.

Escribir un blog de opinión, es enfrentarse a un escrutinio personal sobre lo que piensas de esto o de aquello, enfrentarte al folio en blanco sobre el que debes de plantear tus ideas, pensamientos y convicciones, para que otros (pocos, muchos o solo tu conciencia) lo lean y se formen una opinión de lo que planteas y de  tí.. Alto riesgo de equivocarse y así quedar registrado, encasillado, marcado a sangre y fuego. Todo ello  sin el burladero de  la reunión de amigos, de la cena de fin de semana o del chiringito playero donde todo se disuelve en la birra que te bebes. Pensar y dudar las dos actitudes singulares del ser humano.
Escribir un blog ha sido al menos para mi, sobre todo, un desafío  de trabajo y autodisciplina. Primero para formar mi propia opinión de las cosas, después para tratar de hacerlas llegar de manera inteligible a otras persona. ¿Influir en los pderosos? Es otra dialéctica..
No todos estamos llamados a épicas y gloriosas gestas en nuestras vidas y asumirlo es moralmente sano y además vitalmente relajante. El Roto debería saber, sin embargo, que la pulga es capaz de recorrer de un solo salto, doscientas veces su tamaño.

                                                                                                     Donostia Navidad 2015
                                                                                                                    IZ.