La Perla del Caribe

 La Perla del Caribe, la siempre leal isla de Cuba, como se decía en la España decimonónica. Esa Cuba que los americanos quitaron a España por la fuerza y con mentiras, y con el ánimo de quedársela ellos. Esa Cuba que a base de ser sometida a gobiernos dictatoriales, títeres y mafiosos, indecentes y explotadores, convirtió una revolución de cuatro barbudos, en un movimiento nacional, que finalmente  echaría a los americanos  y a sus marionetas de la isla.

Cuando fallaron todas las maniobras de desestabilización de la isla trazadas por la CIA, invasión de bahía de Cochinos incluida, los Estados Unidos decretaron un embargo. Una medida extrema que se tomaba contra una pequeña nación, a sabiendas de que atacando el azúcar cubano (el único bien exportable de la isla),  no les quedaría otra posibilidad, que echarse en brazos de los rusos y de Nikita Kruschev. Luego vinieron las consecuencias de estos desatinos en forma de  misiles, con el mundo conteniendo el aliento.

Es esta forma obscena de hacer las cosas, de la política exterior norteamericana, lo que a uno le cabrea de esta nación otrora símbolo de libertad. Esa misma basura, anticomunista o antiloquesea, repetida posteriormente en absurdas invasiones de Corea, Vietnam, Afganistán o de Iraq. Siempre en nombre de un falso objetivo, la liberación de los ciudadanos de la tiranía y el advenimiento de la democracia, escondiendo  espurios intereses económicos de los lobbies del petroleo de las armas, de los bancos o del pollo frito. Todas ellas (invasiones o similares) que han acabado como rotundos fracasos de la política exterior americana de finales del siglo  XX y comienzos del XXI. Una política de tierra quemada, que ha dejado varios paises arrasados con bombas de napalm, con gases tóxicos, con defoliantes contaminantes y otros destilados asesinos.  Fracaso norcoreano maquillado in extrmis, fracaso total vietnamita, fracaso total afgano, fracaso más que total iraquí. Un fracaso, este último, perpetrado  por Bush hijo, en comandita con  Blair y Aznar, que a la postre ha convertido Iraq en un infierno, de cuyas llamas brota intransigente, fanático e insultante el terror del Estado Islámico. El Califato, la última consecuencia letal de la factoría de despropósitos que es  la política exterior de los EEUU.

No soy defensor de la ideología que sostiene el regimen cubano. No me gusta nada. Creo que es alienante para los seres humanos, que glorifica una revolución proletaria que es en el fondo una gran falacia, y que esconde una dictadura que impide anvanzar al pueblo cubano. Pero eso no quita, que  entienda perfectamente el contexto revolucionario del año 1959 y las innegables ventajas (logros de la revolución)  que en términos de educación, sanidad y en general de calidad de vida, trajo la revolución socialista  a los desfavorecidos de la Cuba de aquellos años. No podemos obviar el hecho de que una parte de la población de Cuba, en tiempos del infame Batista, vivía en un régimen de semiesclavitud, que el analfabetismo, la prostitución y la corrupción reinaban en las ciudades y que la mayoría de los cubanos del campo arrastraban una mísera existencia. Al frente de todo ello, destacaba el lujo de la capital, la Habana,  la ciudad  amiga de los mafiosos americanos, dispuestos a sentar sus reales a escasos kilómetros de Miami y de los USA, al abrigo de una dictadura amiga.
Pero.......... Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar.......canta Carlos Puebla
 https://www.youtube.com/watch?v=M7HK2TxS_mM
Creo que los acuerdos alcanzados, son el comienzo del fin de una injusticia manifiesta, que el gobierno de los Estados Unidos de América cometió a finales de los años cincuenta del pasado siglo. Ponen final además a un sufrimiento impuesto, sobre todo a la población civil cubana,  que nada tenía que ver en los tejemanejes políticos entre rusos y americanos. Acaba una medida absurda, mantenida de manera empecinada durante seis décadas, a sabiendas de que su eficacia era nula en términos políticos de doblegamiento del régimen cubano. Mantenida con el único fin, de castigar a los ciudadanos y complacer al lobby anticastrista de Miami.
Saludo estos nuevos tiempos y estas nuevas actitudes entre los gobiernos americano y cubano, y abrigo la esperanza de que en este nuevo clima, pueda la República de Cuba desarrollar una democracia representativa y una sociedad integrada en los mecanismos económicos de los estados del bien común.
Tuve la oportunidad de trabajar en Cuba durante casi una década a raíz de que los rusos abandonaron a los cubanos a su suerte. Se decretó el Periodo Especial en tiempo de Paz y a partir de 1994 trabajé con ellos en la busqueda de soluciones, entre otros, a los problemas de obsolescencia del parque de maquinaria  de origen soviético.
Tuve  incluso la suerte, en otro orden de cosas, de participar en una iniciativa política a mediados de los noventa, para abrir puentes de comunicación (a través del PNV y Unió Democrática de Cataluña) entre la Democracia Cristiana Europea y el  régimen castrista,  preocupado por la posibilidad de verse atrapado en una pinza letal,  entre gobiernos de corte  Republicanos en Estados Unidos y los conservadores del  Partido Popular en Madrid, temor que  no se materializó hasta 2001 al llegar a la presidencia  norteamericana Bush hijo.
Fueron siempre actuaciones de caracter humanitario, que descansaban en la convicción de que el bloqueo servía en esos años, más como tapadera del fracaso económico del régimen cubano, que de otra cosa, y que había que ayudar a la isla de Cuba a transitar por caminos diferentes, más democráticos y economicamente más viables.
 https://www.youtube.com/watch?v=Dbma19kQgPA Silvio Rodriguez "Madre"
                                                                                     
                                                                                                        Donostia Diciembre de 2014
                                                                                                                          IZ