RGI, inclusión social y emancipación de los jóvenes
Ese avanzar
juntos del lehendakari Urkullu, no puede ser, y de hecho no es en
Euskadi, una frase retórica. En justo reconocimiento hay que decir que el impulso llegó desde las profundas convicciones sociales del Partido Nacionalista Vasco y de su Presidente Xabier Arzalluz y justo es decir que fue asumida por todos los lehendakaris que siempre
estuvieron comprometidos con estos principios y tuvieron la voluntad de llevarlos adelante. Convicción y voluntad dos herramientas políticas esenciales.
En 1989, con el lehendakari Ardanza presidiendo el Gobierno Vasco, las administraciones vascas realizaron un proceso de debate sobre la puesta en marcha de un sistema público que ayudase a prevenir la exclusión social. Tras meses de trabajo, se puso en marcha el primer sistema de garantía de ingresos del Estado, que se llamó Plan de Lucha contra la Pobreza (1989). Este plan inicial, fue perfeccionándose paulatinamente hasta convertirse la Ley contra la Exclusión Social de 1998, y finalmente se convertiría en la Ley de Garantía de Ingresos y para la Inclusión Social de 2008, con el lehendakari Ibarretxe presidiendo el Gobierno.
En 1989, con el lehendakari Ardanza presidiendo el Gobierno Vasco, las administraciones vascas realizaron un proceso de debate sobre la puesta en marcha de un sistema público que ayudase a prevenir la exclusión social. Tras meses de trabajo, se puso en marcha el primer sistema de garantía de ingresos del Estado, que se llamó Plan de Lucha contra la Pobreza (1989). Este plan inicial, fue perfeccionándose paulatinamente hasta convertirse la Ley contra la Exclusión Social de 1998, y finalmente se convertiría en la Ley de Garantía de Ingresos y para la Inclusión Social de 2008, con el lehendakari Ibarretxe presidiendo el Gobierno.
El mecanismo de inclusión
social, se llamó inicialmente Ingreso Mínimo Familiar (IMF) pasando
posteriormente a llamarse Ingreso Mínimo de Inserción (IMI), y
Renta Básica (RB), para acabar finalmente adoptando la actual
denominación de Renta de Garantía de Ingresos (RGI).
La lucha contra la
pobreza y la exclusión social siempre ha estado presente en las
políticas sociales vascas de los últimos veinticinco años, y su
efecto sobre la sociedad es evidente. No hay que olvidar que la calidad de nuestra convivencia y la seguridad de nuestras sociedades nace de una convicción profunda de que es necesario redistribuir para avanzar juntos.
La RGI es una renta
periódica, vinculada a la búsqueda activa de empleo, razón por la que lo
gestiona el servicio vasco de empleo Lanbide. Permite obtener, a
las personas en riesgo de exclusión social, una renta que oscila entre el 81% del
Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y el 120% del SMI, en virtud
del número de personas dependientes de la unidad convivencial.Este derecho subjetivo
reconocido en Euskadi, viene complementado con otro derecho
contemplado en el Plan de Lucha contra la Pobreza, y que se denomina Prestación
Complementaria de Vivienda (PCV).
La RGI, la PCV y las Ayudas de Emergencia Social (AES) son herramientas de prevención de la exclusión social.
Habemos ahora de la emancipación de nuestros jóvenes que amenaza con convertirse en un problema serio para nuestra sociedad y que creo que requiere también de una política activa por parte del Gobierno. Pero antes es necesario aclarar una cuestión importante y que ha creado una opnión en la sociedad a mi entender injusta hacia la RGI. Se trata de una caracteristica
de la RGI que es interpretada como una discriminación.
Un jóven de origen extranjero que cumpla los diversos requisitos, puede percibir la RGI sin ningún problema, debido que el sistema administrativo no puede asignarlo a una unidad convivencial familiar dentro de los límites de Euskadi. Por lo tanto, la RGI para jóvenes extranjeros se convierte en una herramienta no sólo de inclusión, sino también de emancipación, al poder optar a una renta periódica y a un sistema complementario de vivienda. Para un jóven de la Comunidad Autónoma esta posibilidad no existe ya que al estar asignado a una familia no se le reconoce este derecho a percibir la prestación.
Personalmente comprendo el malestar que esta situación puede producir, pero creo que el objetivo de una política de prevención de la exclusión no puede mezclarse con las necesidades de emancipación, cuya reivindicación por nuestros jóvenes considero justa y legítima, y que seguramente necesitan de la creación de una herramienta específica para facilitarla.
La respuesta política vuelve a ser ¿No es posible? También lo decían de la RGI y el Gobierno Vasco la hizo posible. Miremos a Europa, allí hay buenos ejemplos. Nuestros jóvenes lo agradecerán y nuestra sociedad también.
Donostia Julio 2016
IZ
Un jóven de origen extranjero que cumpla los diversos requisitos, puede percibir la RGI sin ningún problema, debido que el sistema administrativo no puede asignarlo a una unidad convivencial familiar dentro de los límites de Euskadi. Por lo tanto, la RGI para jóvenes extranjeros se convierte en una herramienta no sólo de inclusión, sino también de emancipación, al poder optar a una renta periódica y a un sistema complementario de vivienda. Para un jóven de la Comunidad Autónoma esta posibilidad no existe ya que al estar asignado a una familia no se le reconoce este derecho a percibir la prestación.
Personalmente comprendo el malestar que esta situación puede producir, pero creo que el objetivo de una política de prevención de la exclusión no puede mezclarse con las necesidades de emancipación, cuya reivindicación por nuestros jóvenes considero justa y legítima, y que seguramente necesitan de la creación de una herramienta específica para facilitarla.
La respuesta política vuelve a ser ¿No es posible? También lo decían de la RGI y el Gobierno Vasco la hizo posible. Miremos a Europa, allí hay buenos ejemplos. Nuestros jóvenes lo agradecerán y nuestra sociedad también.
Donostia Julio 2016
IZ
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