A tiros por la vida
La defensa de la libertad constitucional de portar armas para autodefenderse en los Estados Unidos, puede que fuese un gran exponente del nuevo sistema de libertades en la Constitución de la primera democracia liberal en la historia del mundo. Puede incluso que tuviese mucho sentido en algunos estados de la Unión, teniendo en cuenta las vastas soledades en las que tenían que habitar los colonos y los peligros a los que estaban expuestos. Incluso puede comprenderse por la inseguridad que reinaba en muchas ciudades en aquellos tiempos.
Hoy, casi doscientos cincuenta años después de aquellos históricos momentos de la consagración de los valores de la soberanía del pueblo como motor de la Ley, la posesión indiscriminada de armas de fuego se ha convertido en un grandísimo problema y ameza además, con convertirse en un problema fuera de control.
Se estima en trescientos millones, la escandalosa cifra de armas de fuego en poder de los ciudadanos de la República Federal de los Estados Unidos de América y la cifra, lejos de disminuir, tiende a aumentar de manera importante, ante las liberalizaciones que se han producido para la adquisición de armas por internet, que ya representa más de un tercio de las ventas globales de armas.
Charlton Heston ex presidente de la NRA
Del derecho a portar armas de autodefensa se ha pasado, de la mano de la ambición y la codicia de beneficios a cualquier precio propios del neoliberalismo norteamericano, a una oferta sin límites de los fabricantes de armas, que presentan descaradamente armamento de corte militar, muy sofisticado y de gran potencia de fuego, como inofensivas armas destinadas a hacer felices a los norteamericanos y a colmar sus derechos de defensa de su libertad.
Este es el problema. El gran negocio mueve los hilos de los defensores de la libertad.
Pero la posesión de armas y su uso indiscriminado en la sociedad americana, que causa treinta mil (30.000) muertes por arma de fuego al año, es sólo el mensajero de otros problemas más graves de la sociedad.
La política de integración racial especialmente de la minoría negra es históricamente lacerante. A pesar de ser el 13% de la población del país, son el 70% de la población penitenciaria de los Estados Unidos.
Martín Luther King
Un negro tiene tres veces menos posibilidades que un blanco para obtener un trabajo a igualdad de cualificación y esa cantidad se eleva a diez veces menos posibilidades en los trabajos no cualificados. Las brechas de pobreza se agrandan sin cesar en los Estados Unidos de la mano de unas políticas sectarias y de falta de oportunidades reales para las minorías, aparcadas en guetos dónde reina la violencia y tiranía de las bandas armadas, que no pestañean en el uso de la violencia para mantener sus territorios y sus negocios de extorsión, drogas y prostitución.
Una policía de marcados tics fascistas en su imagen y en sus actuaciones, no contribuye presisamente a una mejora de la situación en las ya tensas y difíciles actitudes de convivencia. Personas, causualmente negras, que mueren en las detenciones, niños negros tiroteados en los parques por tener en la mano una pistola de plástico o conductores apaleados sin ninguna razón en las cunetas de las carreteras, demuestran a las claras los graves problemas de prejuicio racial incrustadas en las fuerzas policiales.
Este es el cóctel de Dallas. Racismo, falta de integración, pobreza, frustración. Mézclese en las proporciones adecuadas con la facilidad para adquir armas de alta precisión y gran poder mortífero.
Dentro de unos días tendremos en siguiente capítulo en algún otro lugar de los USA. Volveremos a ver a los familiares y amigos llorando y a los políticos hablando con las mismas palabras melosas y huecas de cada día y nuestros corazones serán un poco menos sensibles a esta tragedia americana.
Donostia julio 2016
IZ
Hoy, casi doscientos cincuenta años después de aquellos históricos momentos de la consagración de los valores de la soberanía del pueblo como motor de la Ley, la posesión indiscriminada de armas de fuego se ha convertido en un grandísimo problema y ameza además, con convertirse en un problema fuera de control.
Se estima en trescientos millones, la escandalosa cifra de armas de fuego en poder de los ciudadanos de la República Federal de los Estados Unidos de América y la cifra, lejos de disminuir, tiende a aumentar de manera importante, ante las liberalizaciones que se han producido para la adquisición de armas por internet, que ya representa más de un tercio de las ventas globales de armas.
Del derecho a portar armas de autodefensa se ha pasado, de la mano de la ambición y la codicia de beneficios a cualquier precio propios del neoliberalismo norteamericano, a una oferta sin límites de los fabricantes de armas, que presentan descaradamente armamento de corte militar, muy sofisticado y de gran potencia de fuego, como inofensivas armas destinadas a hacer felices a los norteamericanos y a colmar sus derechos de defensa de su libertad.
Este es el problema. El gran negocio mueve los hilos de los defensores de la libertad.
Pero la posesión de armas y su uso indiscriminado en la sociedad americana, que causa treinta mil (30.000) muertes por arma de fuego al año, es sólo el mensajero de otros problemas más graves de la sociedad.
La política de integración racial especialmente de la minoría negra es históricamente lacerante. A pesar de ser el 13% de la población del país, son el 70% de la población penitenciaria de los Estados Unidos.
Un negro tiene tres veces menos posibilidades que un blanco para obtener un trabajo a igualdad de cualificación y esa cantidad se eleva a diez veces menos posibilidades en los trabajos no cualificados. Las brechas de pobreza se agrandan sin cesar en los Estados Unidos de la mano de unas políticas sectarias y de falta de oportunidades reales para las minorías, aparcadas en guetos dónde reina la violencia y tiranía de las bandas armadas, que no pestañean en el uso de la violencia para mantener sus territorios y sus negocios de extorsión, drogas y prostitución.
Una policía de marcados tics fascistas en su imagen y en sus actuaciones, no contribuye presisamente a una mejora de la situación en las ya tensas y difíciles actitudes de convivencia. Personas, causualmente negras, que mueren en las detenciones, niños negros tiroteados en los parques por tener en la mano una pistola de plástico o conductores apaleados sin ninguna razón en las cunetas de las carreteras, demuestran a las claras los graves problemas de prejuicio racial incrustadas en las fuerzas policiales.
Este es el cóctel de Dallas. Racismo, falta de integración, pobreza, frustración. Mézclese en las proporciones adecuadas con la facilidad para adquir armas de alta precisión y gran poder mortífero.
Dentro de unos días tendremos en siguiente capítulo en algún otro lugar de los USA. Volveremos a ver a los familiares y amigos llorando y a los políticos hablando con las mismas palabras melosas y huecas de cada día y nuestros corazones serán un poco menos sensibles a esta tragedia americana.
Donostia julio 2016
IZ
SINCERAMENTE SIN UN GIRO RADICAL EN LA CULTURA Y LOS VALORES, NO SE COMO PUEDE CAMBIAR ESE ESTADO DE COSAS....... prefiero ALEJARME PARA SOÑAR QUE EL REMEDIO INEVITABLE PERTENECE AL TIEMPO POR VENIR", en su defecto perecemos víctimas de nuestra propia estupidez.....
ResponderEliminarCreo que los Estados Unidos han entrado en una espiral peligrosa de población marginada descontenta y posesión indiscrimada de armas.
ResponderEliminarSoy pesimista sobre el giro de valores y creo que desgraciadamente el exito y el dinero a cualquier precio van a ser las estrellas del futuro
un abrazo