Eibar: Primer mitin de la Transición 15 de Febrero de 1976

El próximo domingo, 15 de Febrero, se cumplen 39 años de aquél día que recuerdo siempre con una cierta sensación de irrealidad, por el cambio espectacular que ha sufrido nuestra sociedad en ese periodo. Un salto cualitativo gigantesco, tanto en los niveles de autogobierno como de calidad de vida, y especialmente de mentalidad. Un salto que podía haber sido aún más formidable sin el concurso de la violencia política, la gran tachuela de nuestra convivencia en este tiempo. Creo, en cualquier caso, que es interesante visitar estos lugares de nuestra memoria, para ser conscientes del camino recorrido.

El despertar de mi conciencia política coincide con los años inmediatamente anteriores a esta época histórica del primer mítin de la transición. Detrás los duros años de la dictadura, más intuída que vivida por mi generación. Los años cincuenta de las huelgas estudiantiles, los sesenta de las luchas obreras, del despertar de la resistencia antifranquista, de la confrontación de las ideas socialcatólicas, socialistas, comunistas y de las primeras asambleas de ETA, las de las luchas entre patria y revolución, aquellas confrontaciones, que en Euskadi llevarían a los jóvenes de las generaciones de la posguerra, del batzoki a la lucha armada y de la sacristía a la asamblea proletaria.
Por delante las ilusiones acumuladas tras largos años de dictadura. Los sueños en los que se olvidaban los sufrimientos de la dura represión. La esperanza de conseguir todos las ideales inimaginables. Libertad, Justicia, Igualdad, Democracia, Paz.
A nosotros nos tocó vivir un  pequeño adelanto de lo que traía el futuro político, en forma de mítin. Vino a llamar a nuestra puerta de la mano de uno de los partidos históricos. El 15 de Febrero de 1976, escasamente cuatro meses después de la muerte del dictador, un domingo frío y gris, el PSOE celebró en Eibar el primer mítin de la Transición. Los partidos estaban aún ilegalizados y así seguirían hasta casi un año después. Aún faltaban meses para que un PSOE, marxista aún (abandono el marxismo en el XVIII Congreso en 1979), trajera a Olof Palme a su XXVII Congreso en Madrid, y casi un año para que La Ley de Reforma Política (Febrero 1977) legalizase los partidos políticos. 
Aunque ideologicamente no estabamos en la órbita del socialismo, fuimos al frontón Astelena a presenciar aquél acontecimiento, que a nuestros diecinueve años recién cumplidos, se nos antojaba mundial, histórico. Eibar la mítica ciudad de las mayorías republicanas y socialistas de los años treinta, Eibar la pionera en la proclamación la IIª República, recibía el primer mítin político de la nueva etapa constituyente.. (Sonido de algunas intervenciones en aquél mítin en este link http://egoibarra.eus/es/eibar/historia-de-eibar/grabacion-del-primer-mitin-despues-de-la-dictadura.)
Allí nos plantamos, dispuestos a ver a Felipe González, Guerra, Múgica, Jaúregui, los eibarreses con el cura laico Benigno Bascaran a la cabeza. Hubo bronca en el mítin. Me acuerdo bien de esos momentos de tensión. Gritos, empujones, agresiones. Dice Julio Feo que los de ESB (Euskal Sozialista Biltzarra) eran los que querían boicotear el acto al grito de "Psoe social imperialistas". Yo no recuerdo, con precisón, si eran estos o aquellos,  pero las cosas eran así en aquél tiempo. Uno no sabía muy bien, si los partidos de izquierda se llevaban peor entre ellos, o con Franco, tal era el nivel de bronca ideológica en la que estaban enzarzados. Franco había muerto en la cama (lo matamos de muerte natural diría Umbral con genialidad), pero muerto estaba, y su régimen con él. 
A partir de 1977 habría nueva forma de hacer política tras la dictadura. Partidos políticos legalizados, elecciones,  luchas ideológicas, una nueva estructura política por construir el país, organización de la praxis política en forma de programas y todo ello  entre el bullicio de las concentraciones políticas multitudinarias.
De las grandes esperanzas depositadas en el futuro, la que más ha costado conseguir ha sido la Paz. De nada sirvió la anmistía de 1977, que puso a todos los etarras encarcelados en la calle,  ni las esperanzas en un  nuevo orden democrático que se abría paso con dificultad  entre las defensas bunkerizadas del franquismo. ETA, haciendo oídos sordos a todo y a todos, decidiría continuar con la lucha armada. Si la violencia de la organización  ya había asesinado a 40 personas, durante la dictadura, pronto se llevaría por delante a otras 300 personas.entre 1977 y 1981, los años más sangrientos del terrorismo. 

Hoy hemos recuperado la Paz para nuestra sociedad, aunque los daños en su seno sean aún evidentes. Ciertos abusos del sistema democrático (mucho más limitados en Euskadi) han propiciado también un desencanto de la sociedad respecto a la etapa democrática. Sin duda que esos errores han de ser corregidos, pero ahora que se abre un nuevo horizonte de esperanza para nuestro Pueblo, es necesario recordar, el largo y provechoso camino recorrido en estos 39 últimos años, un camino que puede y debe tener continuidad en el futuro. Recordar de donde venimos siempre ayuda a tener perspectiva para la toma de decisiones.


                                                                                            Donostia Febrero 2015
                                                                                                          IZ 


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