Manex Lamark y el Canal de Suéz

Una de las cosas que más ha llamado la atención de los lectores en mi novela Hijos del Gran Arquitecto ha sido el tema del viaje de Manex Lamark a Egipto  a explorar las posibilidades de construcción de un canal navegable que uniera el Mar Rojo con el Mediterráneo desde Suéz a Port Said.
Fantasioso escenario según declaración de alguno de mis queridos lectores.



He pensado que la mejor manera de ilustrar lo poco fantasiosa que es esa parte de la aventura de Manex Lamark, no es otra que realizar un pequeño recorrido por la historia, no ya del Canal de Suez como lo conocemos ahora, sino de los canales que unieron ambos mares desde tiempos faraónicos. Para ello nada mejor que apoyarme en una publicación tan poco sospechosa de sensacionalismo como National Geographic.
La aventura de Manex Lamark le sitúa en los escenarios del Lago Amargo en el camino de Port Said en la primavera de 1773. Pues bien en 1789 llega la Revolución Francesa y poco a poco Napoleón se va haciendo con el poder del ejército y de la Iª República Francesa. En 1798 invade Egipto. Acompañado de su Estado Mayor y de los ingenieros que ha traído de Francia, entre ellos el famoso Le Pére, se dirige a Suez en el Mar Rojo para que los técnicos estudien la posibilidad de abrir un canal navegable desde aquél punto hasta la ensenada de Port Said en la costa mediterránea, justo en el borde oriental del famoso delta del Nilo. Todo ello ante la atenta mirada de los espías ingleses.
Este hito marca el inicio de los estudios modernos para abrir el hoy llamado Canal de Suez, que vería transitar al primer barco en Febrero de 1867, aunque no sería inaugurado hasta Noviembre de 1869. El actual canal fue diseñado y construido por el ingeniero francés Ferdinand de Lesseps.
Sería otro Napoleón en este caso Napoleón III (sobrino del primer Napoleón y quizás hijo natural suyo) y su mujer Eugenia de Montijo los que realizarían la solemne inauguración.



El canal dio a Francia una ventaja estratégica importante y tal como se relata en Hijos del Gran Arquitecto, suscitó los enormes recelos de Gran Bretaña, que finalmente se hizo con el canal en 1875 al comprar las coparticipaciones egipcias del canal cuando el país se hallaba en total bancarrota. En un acto de gran visión política el Primer Ministro Disraeli convenció a la reina Victoria para realizar ese enorme esfuerzo financiero y conseguir dominar este lugar estratégico hasta mediados del siglo XX, cuando el presidente de la República Egipcia, Nasser tratará de nacionalizarlo y arrebatar su control a los ingleses.
                                                      Trabajos de construcción del Canal de Suéz

Ya a la vista de estos datos se puede entender claramente que lo relatado en la novela Hijos del Gran Arquitecto dista mucho de ser una fantasía ya que apenas veinte años después ya se elabora un primer proyecto de canal y menos de un siglo después el canal esta terminado y es utilizado por los barcos de gran tonelaje que transitan desde el Océano Indico al Mar Mediterráneo sin necesidad de dar una costosa vuelta por el cabo de Buena Esperanza.
Es aquí importante señalar que los participantes en estos hechos históricos, Napoleón III, Fernando de Lesseps y muchos otros implicados en la construcción del canal. pertenecían a la masonería como Manex Lamark.
Pero hay que seguir profundizando en los hechos históricos que se hallan detras de esta obra monumental ya que un canal similar al diseñado por Lesseps es conocido de tiempos faraónicos. El Canal de los Dos Mares diseñado por los egipcios en tiempos faraónicos no seguía una trayectoria directa norte – sur como la de Lesseps sino que describía un arco de 180 grados y arrancaba en las inmediaciones de la actual Zagazig y se adentraba en el Wadi Tumilat que aunque completamente seco en nuestros días estaba inundado por el Nilo en aquellas épocas. De allí empalmaba con el lago Timsah y los lagos Amargos para dirigirse a Suéz.
Todo indica que la construcción del primer canal data de hace 5.000 años durante la X Dinastía. Seguramente su construcción estuvo ligada a la decisión de los faraones Khety III y su hijo Merikare de trasladar la capital a Menfis.
Herodoto atribuyó al faraón Necao II en el siglo VI antes de Cristo la excavación de un canal navegable y es posible que la pérdida de los puertos fenicios tras las derrotas ante Nabucodonosor II obligase a los faraones a reforzar el comercio a través del canal con los puertos del Mar Rojo. La apertura y cierre del canal fue una constante en tiempos faraónicos hasta la época helenística.
Los árabes y sus califas también estuvieron interesados en este canal cuando llegaron a Egipto en el 642 y el gobernador Arm Ibn al-As ordenó abrirlo para abastecer desde Egipto las ciudades de Medina y de La Meca evitando así el uso masivo de caravanas de camellos que tardaban mucho tiempo en recorrer la distancia.
Al parecer a partir del siglo VIII el canal cayó en desuso y fue paulatinamente quedando cubierto por las arenas del desierto hasta la gesta de Lesseps.

Todo lo narrado en este artículo desmiente con rotundidad cualquier atisbo de fantaseo gratuito que se pueda atribuir al escritor.

He dicho y es cuanto
IZ

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