Inteligencia emocional

No entraremos en grandes detalles fisiológicos o psicológicos, pero en cualquier caso, es necesario definir la emoción, antes de entrar en materia. En esencia la emoción es un estímulo que nos mueve a la acción. Semanticamente la palabra emoción significa moverse hacia algo.
Cada uno de nosotros, venimos equipados de serie con una batería de respuestas automáticas y predisposiciones biológoicas a la acción. Experiencias vitales y medio en el que nos movemos condicionarán también y progresivamente las respuestas emocionales a lo largo de nuestra vida. Ni que decir tiene la importancia que la infancia tiene en la fijación de estas respuestas automáticas emocionales y de ahí la necesidad de formar y educar emocionalmente a los niños de manera prioritaria.
No por ello, en cualquier caso, hay que menospreciar la educación de la emoción en otros estadios de la vida. 
                                                       Gari Hamel piramide de habilidades
 
Orgullosos de nuestra razón y de su capacidad para controlar las emociones, hemos creído que es nuestra razón la que todo lo controla, y la causa primordial de todos nuestros actos, pero como han demostrado las actuales técnicas para conocer el funcionamiento de nuestro neocortex y sistema límbico, nuestro cerebro toma cantidad de decisiones sin ni siquiera consultarlas con las zonas analíticas de nuestro cerebro.
En todos nosotros se solapan dos mentes distintas, la que piensa y la que siente. Ambas funcionan interrelacionadas y el intelecto no puede funcionar sin el concurso de la inteligencia emocional. En contra de lo que cabría creerse, la capacidad intelectual apenas supone el 20% de los factores de éxito de las personas, mientras que la aportación de otras cuestiones como la clase social, la educación, la suerte y en gran medida la inteligencia emocional suponen un 80% de la trayectoria vital del ser humano.
De la misma manera que la pericia, en diferentes disciplinas intelectuales, puede ser cultivada, también puede serlo la inteligencia emocional. Quienes gobiernan adecuadamente sus sentimientos y saben interpretar y relacionarse adecuadamente con los demás, gozan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida desde el noviazgo hasta la comprensión de las reglas tacitas que determinan el éxito profesional.
Como hemos dicho coexisten la inteligencia cognitiva y emocional pero es claramente esta segunda la que aporta la mayor parte de las cualidades que nos ayudan a convertirnos en humanos.
Los autores definen entre dos y siete factores para catalogar los niveles de inteligencia emocional, aunque por razones practicas voy a señalar sólo cinco de ellas..
  • El conocimiento de las propias emociones
  • La capacidad de controlar las propias enmociones
  • La capacidad de motivarse uno mismo
  • El reconocimiento de las emociones ajenas
  • El control de las relaciones.
Solo enunciando esta clasificación, se nos aparece evidente la importancia de esta parte del intelecto que es el intelecto emocional frente al sobrevalorado intelecto cognitivo.
Vamos ahora a señalar aquellos puntos en los que la inteligencia emocional nos recuerda que es el Arte de conocerse a si mismo, de trabajarse a si mismo, para encajar en el edificio de la humanidad. Lo vamos a hacer a través de tres habilidades que la inteligencia emocional propone trabajar.

Habilidad 1 El control de uno mismo

Los griegos ya hablaron de ella pero los romanos y la iglesia primitiva la llamaron Templanza, la capacidad para contener el exceso emocional. La preocupación por controlarse a uno mismo y sus excesos emocionales nace fruto de la necesidad de sociabilidad en la comunidad. La propia formulación de esta virtud es masonería en estado puro. Conócete a ti mismo no es sino la antesala de regularse a uno mismo, la garantía de autocontrol que nos permite incorporarnos de manera positiva y creativa en la sociedad en la que vivimos, en la que estamos destinados a convivir. Conocete a ti mismo y controla tus impulsos es además una de las reglas de oro de la sabiduría. No hagas los demás lo que no desearías te hagan a ti. El control de uno mismo no es solamente urbanidad, no es solo forma, es conocimiento íntimo de uno mismo y de aptitud hacia la relación con los demás y con la convivencia social.

Habilidad 2 El entusiasmo la aptiitud maestra para la vida

Gari Hamel en su conocida pirámide de actitudes importantes para el éxito en la vida (que se acompaña más arriba) señala que son el entusiasmo y la pasión, incluso por encima de la creatividad y el intelecto los valores superiores del ser humano. Ambas son emociones asociadas a la inteligencia emocional y no a la cognitiva.
Un entusiamos  vital preside la actitud inteligente hacia la vida. Un entusiasmo que impulsa la creencia profunda  de que un mundo mejor es posible y que le hace consagrarse en la búsqueda de la mejora material, intelectual y moral de la Humanidad.

Habilidad 3 La empatía ponerse en el lugar de los demás

¿Qué es la Fraternidad sino la capacidad de los seres humanos de ponernos en el lugar del otro? ¿Qué es la Fraternidad sino empatía en estado puro? ¿Qué es el Estado del Bienestar impulsado al calor de las ideas fraternales sino la capacidad para ponerse en lugar del que no tiene´acceso a la educación, del que no tiene acceso a la sanidad, del que sufre la desgracia de la enfermedad y no puede sustentar a su familia?
La Fraternidad es el gran valor de la humanidad, el que realmente condensa nuestro pensamiento de que somos todos seres humanos viajando en el mismo barco del destino colectivo.
Por eso la Fraternidad esta en la base del triángulo equilatero que comparte con la Igualdad y la Libertad que descansan sobre ella. 

                                                                                                    San Sebastián Enero 2017
                                                                                                                     IZ 


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