Comenzando la Singladura

Llevaba ya tiempo deseando escribir un blog.  Un  cuaderno de bitácora de la vida cotidiana.  Hubo un tiempo en el que solía hacerlo en la mesa de cartas del Clipper 411 Lairan. Cúantas tardes me recuerdo escribendo los relatos de nuestras singladuras por el Cantábrico. Allí en la soledad del mar, los ratos frente al cuaderno tienen otra dimensión, otro sentido. Se es consciente de  lo que supusieron en el pasado aquellas largas travesías oceánicas para los marineros y oficiales de los grandes y pequeños navíos a vela. La historia del viento reflejada en sus cuadernos. La historia del viento que fue durante tantos siglos, la historia misma de la humanidad. 

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Obligaciones de diferente tipo me han impedido seguir capitaneando ese velero y  ahora, pisando tierra firme, los relatos de este blog tratarán  de los los asuntos cotidianos de mi singladura vital. Una singladura que la enfermedad condujo por inesperados caminos tras un emocionante viaje a Israel y que hoy toma unos derroteros absolutamente diferentes a los seguidos durante tantas décadas. Caminos nuevos y sugerentes, llenos de inesperados peligros y agradables sorpresas.

CUARTO DE DERROTA, el lugar del barco dónde  que se analizan las cartas, se cálcula la posición, se calibran las fortalezas propias, se evalúan los peligros externos y se trazan finalmente los rumbos a seguir por la nave. El lugar, por tanto, del pensamiento y de la reflexión, de las decisiones. Allí  toman cuerpo los caminos por los que transitaremos. Caminos sólo intuidos sobre el mar,  y que una vez recorridos se convierten en estelas que perduran brevemente. Justo el tiempo de alejarnos unos instantes hacia el horizonte, dejando el pasado atrás. 

                                                                                                              Eibar Noviembre 2014
                                                                                                                          IZ