Padres e hijos (Iván Turguenev)

LECTORES DEL AMANECER

PADRES E HIJOS (1862)



IVAN TURGUENEV (1818 Oriol Rusia -1883 Francia)

No sé si ha sido por casualidad o por causalidad, que mientras esperaba que la biblioteca Koldo Mitxelena me trajera esta novela, cayera en mis manos el relato “Mi vida” de Antón Chejov (1860-1904).
Ambas novelas se desarrollan en la vida rural rusa y se envuelven en la lucha de principios entre la sociedad aristocrática zarista y los hombres nuevos que poco a poco van apareciendo en la sociedad cuestionando el viejo sistema de valores y de honorabilidad de la sociedad rusa de la segunda mitad del siglo XIX. En la primera el protagonista Polazniov, se enfrenta a los prejuicios de querer ejercer un oficio manual impropio de su clase social y a las consecuencias que sus conductas inapropiadas para su tiempo le causan. En la segunda, desde su aceptación de la posición que su clase le reporta, Bazarov se dedica a combatir todo el orden social establecido y la cadena de valores que unen a la sociedad aristocrática rusa de la época zarista.
Los novelistas rusos dominan perfectamente el arte de la narrativa y son imbatibles en la descripción de los lugares y de las situaciones, de los personajes y de los paisajes. Esto era algo comprensible en una sociedad donde la minuciosidad descriptiva sustituía con palabras la falta de imágenes, pero para nosotros qué ahora apreciamos sólo sutilmente estas técnicas, lo que prevalece es la ausencia de argumentos consistentes en las novelas, enredadas en tramas en las que nada pasa, más allá de la descripción sin solución de continuidad de la vida cotidiana de los personajes de la sociedad feudal del zarismo. No creo sin embargo que estas técnicas narrativas, hayan sido la razón de la propuesta de esta novela en el Club.
Tampoco creo que la propuesta esté sustentada en bases de análisis político y social, o en la descripción de la pésima situación de los siervos y la alienación del campesinado ruso desde el analfabetismo y el alcoholismo endémico, mucho mejor descrita por Chejov, por cierto, que por Turguieniev al menos en estos dos relatos.
He pensado por tanto que la propuesta se centraba en el análisis de los personajes que en su mayoría son omnipresentes en la literatura rusa de este tiempo, el siervo de confianza, los mujiks zarapastrosos, borrachos, analfabetos y mezquinos, la aristocracia venida a menos y refugiada en sus fincas en las soledades de la madre Rusia, los comerciantes enriquecidos de provincias imitando los modos imperiales...etc.

Sólo Bazarov representa una auténtica novedad.Un hombre estudioso, dedicado en cuerpo y alma a la ciencia, que desprecia completamente las viejas tradiciones y los modos aristocráticos, que sostiene la inutilidad de los sentimientos y de quienes los cultivan y manifiesta sin reparo la necesidad de acabar con la sociedad de su tiempo para permitir el advenimiento de una nueva sociedad, que entre otras cosas salvará a los campesinos y a todos los demás, a pesar de que ellos, los salvados, desconozcan completamente que hay personas dispuestas a salvarles a cualquier precio. Un nihilista, como se define Bazarov. Un ser humano que niega el valor a cualquier cosa salvo la utilidad que puedan reportar. “Un químico es veinte mil veces más útil que todos los poetas” afirma rotundo

Estamos en 1862 y por tanto ya se conocía la decisión del zar de dar la libertad a los siervos, verdaderos esclavos en el régimen feudal ruso. Rusia es uno de los países más tardíos en Europa en acometer esta reforma social. Los mujiks no son exactamente esclavos aunque vivan como tales ( lo seguirán haciendo a pesar de las reformas) y los hombres como Bazarov los miran como un objeto de cambio y trasformación social, más que movidos por la humanidad que en ellos puedan despertar. “Puesto que sentimientos y emociones son inútiles y trasnochados”

Bazarov fue un personaje heróico en Rusia tras la edición del libro de Turguenev pero esto se debe principalmente a que a diferencia de nosotros ellos aún no habían tenido la desgracia de conocer el comunismo ruso, ni a los soviets, ni a los comisario políticos, ni los Gulags, ni a los personajes como Bazarov que fueron precisamente los que permitieron que tal tiranía totalitaria pudiese ser administrada y extendida por todas las Rusias.

Cuando leía la novela, acudía recurrentemente a mi memoria el Doctor Zhivago. El comisario político Yevgraf, familiar de sangre (hermanastro) aunque enemigo de clase, llega a la casa con su abrigo de cuero negro y su sombrero con visera al modo soviético. Se planta erguido detrás de la multitud que asedia a los Zhivago y chasquea los dedos. Todos le miran y tiemblan ante su sola presencia. Son los Bazarov de la revolución, fríos, altuvos sin alma. Los poetas les molestan porque hablan de sentimientos y emociones (estaba a un paso de la muerte y no se daba cuenta dice Yevgraf), esas emociones que el nihilismo de Bazarov considera despreciables e impropias de los hombres nuevos como él aunque pugnen por salir de su interior y deban de ser reprimidas bajo grandes dosis de cinismo.

El otro personaje tremendo de la novela es Odintsova. Bella, fría y calculadora. Es la versión femenina de Bazarov pero desde el lado aristocrático. Sólo repara en su posición y en su conveniencia. Es además la mujer que consigue desenmascarar a Bazarov que enamorado de ella se debate en una lucha mortal entre sus sentimientos y sus creencias. Es en esta lucha de caracteres en la que Turguiniev toma parte por el amor y por los sentiimientos y hace regresar a Bazarov a los brazos de Odintsova. Pero lo hace solamente para atormentar a Bazarov y dejarnos bien claro que al final siempre prevalecen los prejuicios, sean de la clase que sean, arsitocráticos o revolucionarios.

Es así como he vivido la lectura compartida de Padres e Hijos y de Mi Vida y por mi parte ha sido de gran disfrute y conocimiento

                                                        Donostia Diciembre 2017
                                                                       IZ                                               

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