Zagorsk El Vaticano ortodoxo

Está situado en las afueras de Moscú. En los tiempos en que la visitamos aún se  llamaba Zagorsk en honor de Vladimir Zagorsky pero hoy y desde 1991, se llama Sergiev Pasad. Es una de las ciudades del llamado Zolotoye Kalço (anillo de oro), ese anillo de ciudades monumentales de enorme belleza y trascendencia en la historia rusa que comenzando en Moscú forman un círculo (un óvalo realmente) en el que en dirección nordeste se inscriben Sergiev Pasad, Rostov, Yaroslavl, para luego girar hacia el sudoeste y pasar por Suzda y Vladimir antes de regresar a Moscú.
Es uno de esos sitios de gran belleza y sugerente arquitectura que abundan en esta frontera entre las culturas del este y del oeste ruso. El monasterio de la Santísima Trinidad y de San Sergio es simplemente fabuloso. Comenzó a construirse en tiempos de Iván el Terrible y no se finalizó hasta el siglo XVII.
En el final de los ochenta las iglesias estaban cerradas en Moscú y no se podían visitar. Todavía existía el poderoso PCUS. Pero un día me hablaron de Zagorsk, la sede de la Iglesia Ortodoxa Rusa que había conseguido sobrevivir al propio Stalin. Me dijeron que allí aún vivían los popes ortodoxos y que era el refugio de la espiritualidad rusa, una espiritualidad que había sobrevivido a duras penas a setenta años de comunismo ateo. Era  como el Vaticano, el último reducto de la Iglesia ortodoxa rusa.
 
                                                              San Sergio

Fui a visitarlo con mi inseparable Alberto (un niño de la guerra eibarrés que me traducía al ruso), en el comienzo del invierno de 1989. Era también consecuencia de la transparencia impuesta por Gorbachov, porque hasta entonces no se había podido visitar por extranjeros, pero conseguimos un permiso a través del Sr. Mandrosky poderoso dirigente del PCUS y Director General de la prestigiosa firma moscovita MSZ (Moskoskoye Stankostrotelnoye Zabod) la fábrica de rectificadoras de engranes de Moscú.
El día de la visita hacía un tiempo horrible con una ventisca desagradable y unos quince grados bajo cero. Zagorsk sólo dista de Moscú ochenta kilómetros pero hacerlos en aquellas condiciones nos llevo prácticamente tres horas. Afortunadamente los conductores rusos son capaces de hacer maravillas en las condiciones meteorológicas más asombrosas así que llegamos. Milagrosamente el tiempo también mejoró, y aunque frío y nublado, al menos la ventisca aflojó. Por el camino Alberto me contaba como eran los inviernos en la aldea de Tchiskovo a la que habían sido evacuados en previsión de la llegada de los alemanes a Moscú y de como soplaba el viento en invierno en aquellas llanuras inhóspitas. Por mi parte, pensaba más en todos aquellos pobres desgraciados, que habían tenido que luchar a la intemperie durante varios largos inviernos para expulsar a los alemanes de Rusia.



Los iconos de las iglesias rusas son absolutamente magníficos. Confieso que los popes en Zagorsk no nos dejaron entrar en el monasterio ni en ninguna de las iglesias del recinto monumental. Cuando Alberto les explicó que eramos visitantes extranjeros y que nada teníamos que ver con las autoridades nos miraron con cara de póker y con mucha desconfianza. Seguramente se preguntaban cómo habíamos conseguido el permiso para ir hasta allí. Tampoco insistimos demasiado. La visita al conjunto monumental es absolutamente maravillosa. en si misma. Nos ofrecieron un chai en un pequeño refectorio situado en una de las dependencias cercanas a la puerta principal y nos despidieron con la misma indiferencia que nos habían recibido. Para mí fue una de las visitas más emocionantes que he realizado a lo largo de mis viajes por la URSS.


                                                 Conjunto monumental de Zagorsk

Dice la leyenda que las cúpulas doradas de Zagorsk son realmente de oro macizo. A los popes con los que charlamos se lo preguntamos reiteradas veces pero esto les traía sin cuidado. Creo que tampoco lo sabían. Seguramente forma parte de las leyendas que tanto gustan a los rusos para ilustrar la inmensa riqueza de la madre Rusia, como aquella que dice que las estrellas de las torres del Kremlin están hechas de rubíes gigantes de las minas rusas de Siberia.


                                                                                                 Elgiobar  Diciembre 2016
                                                                                                               IZ

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