Luz y Oscuridad

No hay que equivocarse. La lucha que plantea el brutal y ignominioso atentado terrorista de Manchester, contra un grupo de adolescentes que asisten a un concierto, no es entre el cristianismo y el islam, o entre el islam y el judaísmo, o entre ninguna de las religiones existentes. 

El conflicto que debe preocuparnos, es entre Razón y Dogmatismo, entre Tolerancia y Fanatismo,  entre Intolerancia y Convivencia, entre Libertad o Sumisión, que curiosamente es lo que significa Islam, sumisión a Dios. Es un conflicto tan viejo como la humanidad, y se manifiesta, no sólo ni exclusivamente a través de las religiones, sino en todos los ámbitos de la vida. Es un conflicto, que no sólo enfrenta a unas sociedades con otras, sino a la propia sociedad en su seno. El avance imparable de los movimientos radicales de diferente signo totalitario en nuestras sociedades, y los conflictos con los pensamientos fundamentalistas religiosos, son buen indicativo de este problema. Es verdad que cuando el conflicto se manifiesta en términos directamente políticos o religiosos, suele tener más impacto social, pero no por ello, sus manifestaciones en otros ámbitos sociales, educativos y culturales, dejan de ser menos dañinas

 

La facultad humana por excelencia es la razón. Razón simbolizada por la Luz, quizás el símbolo más influyente en los seres humanos desde los albores de la humanidad. La luz del sol, que permite ver a los demás, que permite ver el camino, que deja atrás la inseguridad y  los peligros de la noche. La luz de la razón que dió nombre a ese periodo de la historia que lleva su nombre. La Ilustración.  Iluminación de la humanidad, donde al amparo de una nueva actitud tan profundamente humana como la Duda, acompañando al Pensamiento, se fundamentaron los cambios de paradigma que han empujado nuestras sociedades hacia la actitud científica, hacia el liberalismo político, en forma de soberanía del pueblo e imperio de la Ley, y hacia los Estados de Bienestar en los que hoy vivimos en occidente.  Es una lucha fundamental, silenciosa y cotidiana, en la que no cabe inhibirse, porque las consecuencias de una claudicación nos afectarán a todos. 

Cuando defendemos el derecho de esta o de aquella persona a expresar sus críticas, o el derecho de cada uno a expresarse culturalmente como lo crea conveniente, defendemos el fundamento de las actitudes que nos han traído hasta aquí en la historia, y que nunca debemos dar por seguras, porque las fuerzas que desean llevar nuestras sociedades hacia las tinieblas del dogmatismo, el fanatismo y la sumisión están siempre acechando, no ya a las puertas de nuestras sociedades, sino incluso desde su propio seno.

                                                                                            Donostia Mayo 2017
                                                                                                     IZ

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE EXPERTO

Masonería e Inteligencia emocional

Becada en salsa