Medz Yeghern

¿Cuántas personas hay que matar para que una matanza de humanos  pueda llamarse  genocidio?
 Medz Yeghern significa la Gran Catástrofe. Cada 24 de Abril se conmemora la fecha de inicio de la matanza de armenios que comenzó hace ahora ciento dos años, cuando el Imperio Otomano que había tomado partido por Alemania en la Iª Guerra Mundial, acusó a los cristianos armenios de estar ayudando al Imperio Ruso en su lucha contra la alianza turco-germana. Un millón de armenios fueron asesinados por los turcos y por los musulmanes kurdos que les sirvieron de sicarios, según los armenios. Sólo seiscientos mil, según los turcos, que niegan importancia a este "incidente", (como lo califica la parte turca) que debe de ser inscrito en un momento de sufrimiento generalizado, como consecuencia de la gran guerra. Cinismo para ocultar los crímenes ha sobrado siempre en la historia.
No es en el número, en cualquier caso,  donde encontraremos la respuesta a las preguntas. Un genocidio, el intento de eliminación de una etnia o grupo de etnias, no se mide por la cantidad de muertos, aunque el número si sea importante y cuantifique el grado de infamia al que pudo llegarse. Después del genocidio nazi y sus seis millones de muertos, las cifras poco significan. Lo importante es la actitud con la que se realizó la masacre y en este caso  no hay duda de que se intentó de manera deliberada acabar con un pueblo entero, en este caso los armenios.  

                                                 Monte Ararat (actualmente Turquía)

Al pie del monte Ararat, bíblicamente impertérrito ante la historia, las consecuencias de aquellos trágicos sucesos desarrollados entre 1915 y 1917, son aún claramente apreciables. Las alambradas fronterizas, desmilitarizadas por los turcos y vigiladas por soldados rusos del lado armenio, en virtud de su tratado de mutua defensa, son testigos mudos de los profundos cambios que trajeron aquellos sucesos y de los odios atávicos e imperecederos que suscitaron entre los armenios. 
También en territorio turco se encuentra Ani, una ciudad abandonada desde el genocidio y que fue la capital medieval del poderoso reino armenio, una próspera metrópolis con más de cien mil habitantes y llena de vida al amparo del tráfico comercial ligado a la Ruta de la Seda, con bazares y tiendas rebosantes de telas, joyas y especias de ambos lados del mundo. La ciudad de las mil y una iglesias, como fue conocida en aquella época, podía en aquellos tiempos rivalizar con cualquiera de las ciudades de la época e incluso proyectar su larga sombra sobre Costantinopla, capital del imperio.
No sólo hay que matar físicamente a la gente para realizar un genocidio. No basta con asesinar, fusilar, violar masivamente a las mujeres y llenar los pozos de cadáveres, como hicieron las milicias musulmanas kurdas, para acabar con un pueblo. El genocidio turco de la minoría armenia del Imperio Otomano, trató además de borrar del mapa la cultura armenia y a la ignominia del asesinato masivo añadió la deportación, más masiva aún, de los armenios, que hoy son infinita mayoría en la diáspora, frente al exiguo millón que habita actualmente en la moderna Armenia, un país de una belleza majestuosa.


¿Cuándo acaba un genocidio?
¿Quizás cuando ya nadie lo recuerda? ¿Quizás cuando ya nadie lo llora? ¿Quizás cuando ya a nadie le importa? ¿Es necesario volver a llenar los pueblos, que quedaron vacíos de vivos, y llenos de muertos? ¿Es acaso necesario el arrepentimiento, de quienes lo causaros y de quienes lo ejecutaron? 
Son preguntas sin respuesta presente, preguntas que esperan posiblemente la respuesta del tiempo, al pie del mítico Monte Ararat testigo mudo desde  hace más de cien años de una de las más espantosas pesadillas que ha conocido la historia. 
Por desgracia en la actual Turquía no hay, ni reconocimiento de la tragedia, ni el más mínimo arrepentimiento, algo que lamentablemente no va a cambiar con el actual gobierno de Erdogan y que perpetúa la situación de odio en esta parte del mundo.

                                                                                               Donostia Abril de 2017
                                                                                                            IZ

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