Benjamín Franklyn (1706-1790)


Hace mucho tiempo que quería escribir una entrada sobre Benjamín Franklyn, que ha sido una figura conocida y admirada desde mi infancia. En mi recuerdo de Benjamín Franklyn siempre estaba presente el dibujo de un libro de mi infancia en el que se veía su figura, coronada por un alto sombrero de copa, volando su cometa y persiguiendo  rayos en plena tormenta, en medio de un inhóspito descampado. 
Nunca llegué a imaginar que un día descubriría tantas facetas diferentes en el hombre representado en aquél dibujo infantil. Detrás de los dibujos había un hombre con una de las personalidades más activas, ingeniosas y tenaces, sobre las que haya tenido ocasión de ilustrarme. 
 
Estadista, científico, filósofo, periodista. Si, todas estas cosas fue Benjamín Franklyn, porque una de las características más importantes de este personaje es su espíritu renacentista en busca de conocimiento y su incansable actividad, desde que a los doce años, simultaneando estudios y trabajo, comenzó a aprender el oficio de impresor, componiendo textos en la imprenta, que su hermano James había fundado en 1717, tras regresar de Londres, el mismo año en el que se constituye la Gran Logia de Inglaterra. La imprenta pronto se convierte en periódico, The New England Courant, y a los catorce años Benjamín ya escribe textos para su hermano. Con apenas dieciséis años, publica su primer artículo en el The New England Courant sobre “Libertad de palabra y de prensa”, bajo el seudónimo Mr. Silence Dogood. Ya su seudónimo anunciaba el ser humano inquieto y comprometido con el bien común que se iba perfilando en aquél muchacho que firmaba Señor Silencioso Hazelbien.
Discrepancias con su hermano, que le explotaba con un contrato firmado en condiciones de esclavitud, provocan que tenga que abandonar su Boston natal, apenas con diecisiete años y dirigirse a Nueva York, que entonces era apenas una diminuta colonia. La ciudad solo contaba con un pequeño impresor, el señor Bradford, que recomienda a Franklyn que siga viaje a Filadelfia donde contará con mayores posibilidades de encontrar trabajo. Vende unos libros para poder continuar viaje y el que luego sería Presidente del Estado de Pennsylvania, llega a su capital por primera vez harapiento, hambriento y sucio, contando con un dólar holandés en el bolsillo. Filadelfia será el lugar en el que Franklyn desarrollará una extraordinaria carrera vital, desde sus comienzos como impresor periodista, sus épocas de gran desarrollo científico y político, para terminar embajador plenipotenciario en Europa, como “Padre de la Patria” título con el que le honró George Washington, y finalmente Presidente del Estado de Pennsylvania.
Tras un viaje de cuatro meses a Londres con apenas veinte años, Franklyn regresa con un extraordinario conocimiento de las nuevas técnicas de impresión que se aplican en la metrópoli y con numerosos proyectos que finalmente le conducirán a crear su propio periódico el Pennsylvania Gazzete, con apenas veintitrés años.
Su continua relación con la ciudad le proporciona una visión extraordinaria de las necesidades de la comunidad, que unida a su particular filosofía de hacer el bien para el conjunto social, le llevan a fundar el embrión de lo que a la postre se convertirá en la primera biblioteca pública de Norteamerica. Se trata de un ingenioso sistema de préstamo de libros para lectura en una época en la que los libros eran caros y los títulos escasos. Todo ello desembocó en la creación de la primera biblioteca pública de norteamérica. Pero para entonces Franklyn ya había fundado el “Junto” una asociación de ciudadanos comprometidos con el bien social de la ciudad cuyos principios eran el perfeccionamiento personal de los asociados, la ayuda mutua y el interés por los problemas de la ciudad. Se reunían una vez a la semana para leer libros, comentar artículos científicos y proponer mejoras para la ciudad. En cada reunión se formulaban veinticuatro preguntas que los asistentes podían responder tales como “Conoce alguna acción recientemente realizada por un conciudadano que merezca ser imitada y elogiada y por el contrario alguna que merezca ser reprobada y cuyos efectos debamos prevenir” o “Tiene usted alguna idea que permita al club ser útil a la ciudad o al país”. El éxito de este tipo de clubes que nacieron tras el Junto fue rotundo y se extendieron como una mancha de aceite y hoy son considerados por muchos historiadores como los precursores del Rotary Club. Crearon así en Filadelfia el primer cuerpo de bomberos de Filadelfia “Union Fire”, un hospital de asistencia médica a necesitados y el primer embrión de la Universidad de Pennsilvanya.
Toda la filosofía personal de Franklyn descansan en dos pilares fundamentales. El perfeccionamiento de uno mismo y la ayuda mutua. Franklyn asentó su perfeccionamiento personal en la práctica de trece virtudes cuyo alcance definió y para cuyo seguimiento desarrolló un sistema de autoevaluación que practicó durante toda su vida. La masonería llegó a la vida de Franklyn de manera totalmente natural dada su sintonía con los principios masónicos. La primera Logia de Pennsylvania vio la Luz en el año 1730 y Franklyn se adhirió a ella en 1731 .
Pero el perfeccionamiento de Franklyn y su dedicación a la ayuda mutua alcanzan su cenit en dos facetas importantes de su vida. Por un lado su vocación científica y la utilización de sus inventos para mejorar las condiciones de vida de las personas que le rodean y por otra su acción política, primero en las instituciones del estado de Pennsylvania del que como hemos dicho llegó a ser presidente y posteriormente como poderoso negociador y embajador de los intereses de las trece colonias en Europa en su camino hacia la independencia.
Destacan en la trayectoria de Franklyn el pensamiento social y las acciones que desarrolló para mejorar las condiciones de vida de sus conciudadanos. Aunque son conocidos sus estudios sobre el rayo y la invención del pararrayos, invento que le dio fama y riqueza, Franklyn desarrolló un sin número de inventos entre los que cabe destacar la famosa “Chimenea de Pennsylvania” una estufa de alta eficiencia en su combustión que Franklyn desarrolló. El éxito de sus inventos hizo que pudiese retirarse de la vida comercial a los cuarenta y dos años para dedicarse a sus actividades filosóficas y políticas, pero previamente desarrolló modelos de sus inventos libres de patentes para que las personas pudieran beneficiarse de ellos sin tener que pagar royalties, amén de desarrollar manuales de consulta para que las personas pudiesen construir sus inventos sin necesidad de tener que adquirirlos.
Ya en el terreno político, Franklyn fue elegido por primera vez mienmbro de la Asamblea de Pennsylvania en 1764 y a partir de ese momento su carrera política fue meteórica primero como representante de su Estado en la Asamblea General de las colonias, después como representante de las trece colonias en la metrópolis tratando de solucionar los problemas derivados de la famosa Ley del Timbre, considerada como detonante de la causa independentista norteamericana y finalmente como representante plenipotenciario de las colonias insurgentes ante Francia y España, no sólo buscando su intervención directa en la guerra de las potencias europeas, sino consiguiendo la ayuda financiera necesaria para mantener el esfuerzo bélico contra la metrópolis.
En 1785 a los 79 años de edad, alcanza el cargo de Presidente del Estado de Pennsylvania. Culminaba así, una extraordinaria carrera política que complementaba su trayectoria científica y humanista.
Tuvo Franklyn aún una última oportunidad de manifestar la grandeza de sus sentimientos al ser miembro activo de las campañas abolicionistas de la esclavitud en la nueva República y llegar a ser designado Presidente de la Sociedad de Pennsylvania que defendía dicha causa.
Había nacido el 17 de Enero de 1706  y murió también un día  17 pero en este caso de Abril de 1790. 

                                                                          Izeta 17 de abril de 2015

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