Contra la mutilación genital femenina
(No cerremos los ojos a la barbarie)
En diferentes entradas venimos hablando de las prácticas que se permiten
en países islámicos contra la mujer y que subsisten amparadas en unas
sociedades que aún no han sabido deslindar las tradiciones de los
derechos civiles de las personas. Unas sociedades ancladas en muchos
casos en prácticas abusivas que se realizan sobre ciudadanos sin
derechos. Este es el caso de una de las más abominables y que se realiza
sistemáticamente con millones de niñas.. La Ablación genital femenina.
La mutilación genital femenina es una plaga en Africa. Paises como
Yibuti, Guinea o Somalia registran todavía tasas de mutilación femenina
cercanas al 90%. A pesar de los esfuerzos de las Naciones Unidas a
través de Unicef, que se ha planteado como objetivo la desaparición de
esta práctica salvaje para 2030 la realidad es de una brutalidad que
hace estremecerse a cualquiera. Setenta millones de mujeres han sufrido
esta practica en el último año, no sólo en Egipto, Etiopía e Indonesia
que encabezan el ranking de la barbarie, sino incluso en el corazón de
la vieja Europa donde a pesar de estar severamente penada se sigue
practicando en los barrios donde se hacinan los emigrantes llegados de
Africa.
La creencia de que la mutilación de los genitales femeninos controla sexualmente a las mujeres haciéndolas mas fertiles esta detrás de esta abominación que encierra también connotaciones machistas relacionadas con la consideración moral del placer femenino.
Esta practica brutal esta relacionada también con los principios de sumisión de la mujer al hombre imperantes en el Islam y que realmente demuestran la desigualdad profunda que anida en esa religión en la que la mujer es tratada como si de un auténtico mueble se tratase, cuando no como un animal.
El placer sexual femenino es inmensamente superior al del hombre tanto cualitativa como cuantitativamente, algo que ha sido considerado como una monstruosidad por muchas religiones incluida la católica que la consideró una manifestación diabólica. Un signo de la influencia maléfica que el placer tiene en las mujeres y que debe reprimirse para convertir a las mujeres en simples vientres reproductores que no deben de sentir la pecaminosa tentación del placer sexual. Una degeneración extrema de ese machismo pueril que ha asolado el mundo durante milenios.
El Islam proteje esta práctica y de hecho la impulsa y es ahí donde radica una deshumanización tan profunda como la que emana de los brutales atentados suicidas o el asesinato televisado y brutal de seres humanos practicado `por el ISIS.
El resto de musulmanes que critica con la boca siempre pequeña estas prácticas brutales no puede seguir callando, si verdaderamente siente lo que dice. Es el momento de exigirles firmeza contra esta práctica terrible, que cada año cuesta la vida a dos millones de niñas, que mueren presa de las infecciones y que cuesta a otros millones, uno de los atributos fundamentales de su humanidad como es el sentimiento de placer sexual.
Otros momentos de enorme brutalidad contra la mujer han sido protagonizados por la tristemente conocida policia de las costumbres saudí "el Mutawa" que mandó a los tribunales a una mujer para ser condenada a la violación forzosa por cinco individuos debido a que había osado salir a la calle sin compañía de ningún miembro masculino de su familia.
La religión será muy respetable en el ámbito privado, pero cuando llega a estas cotas de abominación se convierte en una herramienta de opresión y violencia contra las personas, que debe de ser denunciada sin tregua por quienes coincidimos en los valores de la Libertad Igualdad y Fraternidad, y en generar un entorno laico libre de dogmatismos de todo tipo, pero especialmente de estos que conducen a la violencia y a la muerte.
Donostia Febrero de 2022
IZ
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