La fidelidad

 

El tema de la virtud es un tema oceánico casi cósmico. Ha llenado millones de libros. Trataré de hablar de ella y más concretamente de una de ellas, la fidelidad,  apoyándome en el pensador francés André Comté Sponville, filósofo al que le gusta ser entendido y  de quién soy gran admirador.

La virtud es una fuerza que actúa o que puede actuar. Potencia de ser que diría Spinoza. La virtud del cuchillo sería cortar o poder cortar y la de la planta medicinal curar o poder curar. ¿Y en el ser humano? Actuar o poder actuar humanamente sería su virtud. En el camino que separa la condición animal por un lado y la humana por otro, las virtudes serían aquellas que nos inclinan hacia nuestra humanidad y nos alegan de nuestra bestialidad. Aquello que nos ayuda en nuestro camino hacia nuestra propia excelencia. Así lo señala con acierto Comté en su magnífico libro "Pequeño tratado de las grandes virtudes".

¿Es la fidelidad una virtud?. Depende de cómo la usemos como todas las virtudes. ¿Ser fiel al nazismo sería actuar virtuosamente?. Creo que no ya que la virtud no puede ejercerse desde la bestialidad y la brutalidad, desde el desprecio al ser humano. 

Tratare de razonar como puede ser la fidelidad una virtud que nos ayude a recorrer un camino hacia nuestra propia excelencia.Para ello no voy a empezar a hablar de la fidelidad directamente sino que comenzaré hablando de una de una condición necesaria para poder ejercerla. Empezaré, por tanto hablando de la memoria.
La memoria es el presente del pasado. Cuando alguien nos pregunta quienes somos le contamos nuestra biografía. Somos pues lo que recordamos. Somos esencialmente pensamiento y el pensamiento está hecho de recordar pensamientos anteriores.
Somos lo que hemos sido y nuestra esencia está en recordar lo que hemos sido para acercarnos a lo que queremos ser. La memoria es el espíritu de lo que somos y la condición necesaria para ser fieles a nosotros mismos a nuestro espíritu vital, a nuestro compromiso para ser mejores.. ¿Cómo se podría ser fiel a lo que no se recuerda?
Es cierto que el olvido es necesario para avanzar y para mantenernos saludables mentalmente. Dios nos libre de olvidarnos de olvidar, decía alguien, pero no se trata de olvidar todo, de ser tan versátil que todo nos resbala.. Se trata de olvidar lo que deseamos olvidar, no lo que nos obligan a olvidar.

Pero tampoco se trata de ser fiel a todo, se trata de ser fiel a lo esencial en nosotros, a lo que nos convierte en lo que somos. Ser fiel a nuestro pensamiento no significa negarse a cambiar de ideas (dogmatismo), negarse a someterlas a otras consideraciones que ellas mismas (fanatismo), ser fiel es considerar como verdadero aquello que fue solidamente juzgado como tal en su momento. Tenemos derecho a cambiar de ideas solo cuando lo consideramos un deber. La fidelidad del pensamiento no puede ser por tanto ni dogmatismo ni inconstancia. La fidelidad es un acto de voluntad para mantenernos fieles a nosotros mismos, a nuestro espíritu.
Es posible olvidar y ser fiel y recordar y ser infiel. De hecho la infidelidad necesita de la memoria tanto como la fidelidad puesto que se es fiel o infiel a lo que se es. Son solo dos caras de la misma moneda una virtuosa y otra no.
No existe moral sin recuerdo y por tanto nuestra condición moral solo puede surgir de la fidelidad a nuestros principios.
No se si os servirán de algo estas consideraciones pero termino haciendo una última declaración. ¿Por qué me interesa la fidelidad? Os he dicho varias veces que lidero un proyecto de memoria histórica. Es un proyecto que me ha causado muchos problemas y que me ha obligado a preguntarme por el contenido de esta virtud que algunos consideran un error, puesto que siempre hay quienes quieren olvidar el pasado quizás porque se avergüenzan de él o por les resulta más cómodo vivir en la desmemoria que es la condición necesaria para el desagradecimiento y el incumplimiento de la palabra dada. Yo sin embargo quiero recordarlo. Pero este recuerdo no trata de ejercer ningún revanchismo. No trata de servir de apoyo a ningún reproche. No trata de molestar a nadie. Solo trata de servir a la necesidad de no olvidar aquello que considero esencial de nuestro pasado y de nuestra memoria colectiva. 

                                                                                                     Donostia Julio 2021
                                                                                                                    IZ 

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