Símbolos rotos

El símbolo, del griego symbolon, era originariamente un objeto (una tablilla), que se rompía en dos partes, como ritual de recordatorio de un compromiso o de una transacción. Cada persona guardaba una de esas partes para tener presente su acuerdo, su compromiso, su derecho o su deuda frente a otro. De esa manera, las personas que habían protagonizado el acto simbólico, cada vez que  veían la parte del símbolo que obraba en su poder, evocaban una representación de aquél acuerdo o deber ausente. El símbolo, representación de una ausencia.
La capacidad para desarrollar comunicaciones simbólicas es probablemente una de las características más profundas de la condición humana, esa que según dicen los científicas, las máquinas nunca podrán imitar. Sería así la última frontera y el último reducto de nuestra humanidad. Y si observamos a nuestro alrededor veremos que la simbología esta por todas partes y que forma una de las partes esenciales de nuestro ser. Que es la lengua sino puro simbolismo. Que son la identidad individual y colectiva, sino grandes construcciones simbólicas levantadas  sobre la dialéctica del yo individuo y el nosotros colectivo.
En el imaginario de la vasqueidad los símbolos de esa condición han sufrido en la última mitad de este siglo una acometida violenta. La represión del franquismo los fortaleció en algunas facetas, pero desató una ola de extremismo y de politización de la simbología vasca, que ha hecho poco bien y mucho mal a la identidad vasca. La violencia terrorista de los últimos cuarenta años le ha causado un daño profundo.

Eusko Ikaskuntza Identidad y Cultura Vascas en el siglo XXI
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Echémos una pequeña mirada a tres espacios simbólicos de la vasqueidad para ilustrar la esencia de lo que tratamos de expresar en este artículo.

La Territorialidad.

Zazpiak Bat al convertirse en una aspiración y un enunciado especialmente político, en lugar de constituir una aspiración de ámbito cultural común, ha propiciado la fragmentación de este símbolo. Hoy Zazpiak bat no es desde el punto de vista político, ni tan siquiera una quimera. Es simplemente la manifestación de una impotencia que está poniendo en peligro incluso la esencia misma de la propia aspiración que manifiesta, que no es otra que unir a los vascos desde la cultura, la convivencia y la sociabilidad. Pasa lo mismo con el Laurak Bat. Si algo ha conseguido la violencia política y el extremismo en el uso de este símbolo ha sido separar a Navarra y permitir su saqueo en el nombre de la resistencia a una imaginaria anexión. Lo que no consiguiió ni la dictadura, desunir el vínculo vasconavarro lo ha conseguido la violencia terrorista sin darse cuenta que cada acto de violencia era un acto contra una unión sociocultural milenaria. Es posible que el mismo Irurak Bat no sea desde el punto de vista político, más que pura ilusión. .

La Lengua

Nunca vivió el euskera un momento de desarrollo como el actual.  Nunca tuvo presencia simultánea en todos los ámbitos educativos desde primaria hasta la Univerd¡sidad, ni en todos los hechos administrativos y políticos de nuestra comunidad, ni en practicamente todos los ámbitos culturales, como la que tiene en estos tiempos. El Euskera es de largo el icono más profundo de la vasqueidad, el más apreciado y el más respetado. Sin embargo su desarrollo viene frenado por diferentes problemas que es necesario repensar. No puede seguir anclado a una estética, ni debe de constituir una barrera, ni debe de servir para separar la cultura vasca.

La Cultura Vasca  

¿Es cultura vasca sólo la realizada en Euskera? La respuesta a esta pregunta resulta a veces sorprendente. En un reciente debate en ETB1, la mayoría de los representantes política allí presentes así lo creía. Afortunadamente la opinión pública vasca mayoritaria no lo considera así, aunque tiene una noción difusa de este concepto. El empobrecimeiento cultural al que se condena a nuestra cultura, mediante la negación de la  condición de cultura vasca a las expresiones culturales que se realizan en francés y en castellano, es inadmisible y sorprendente de escuchar en personas formadas y con responsabilidades políticas. Máxime, teniendo en cuenta que muchas veces estas producciones culturales son realizadas por personas que hablando el euskera, no poseen el nivel necesario para realizar sus aportaciones culturales en esa lengua en la que no están alfabetizados. Es penoso ver como se niega la condición de cultura vasca a estas manifestaciones culturales en castellano y en francés, mientras los mismos que lo hacen, consideran a Oteiza, Chillida y Basterretxea los mayores genios de la escultura vasca, cuando ninguno de ellos era capaz de expresrse en euskera.

El símbolo, es también, la representación de un anhelo. El anhelo de volver a unir lo separado, de culminar un acuerdo, de cumplir un compromiso, de saldar una deuda. La idea del símbolo, contiene es sí, desde sus inicios, la idea de volver a unir aquello que en virtud de los avatares de la vida quedó desunido. El símbolo conlleva en si mismo la reconciliación de los opuestos, unir lo que se ha separado.

La Reconciliación de los opuestos. Este es el camino, que terminado el terrorismo, debería de acometer la sociedad vasca de manera inaplazable, para tratar de conseguir una sociedad culturalmente avanzada y progresista y comprometida con los valores profundos de la cultura, que son básicamente la sociabilidad y la convivencia.
                                                                                                                Donostia Mayo de 2015
                                                                                                                              IZ