¿Es la Masonería una Utopía?
¿Es la
Masonería una Utopía? .
Antes de responder a la pregunta, vamos a ver de qué hablamos cuando nos referimos a la utopía.
El término utopía se usa coloquialmente en el sentido, admitido por todos, de ideal de mejora subjetivo o de intención de cambiar las cosas frente a la situación presente. En este sentido coloquial todo ideal tiene algo de utópico, y la Masonería como ideal de Libertad, Igualdad y Fraternidad, también lo tiene.
El término utopía se usa coloquialmente en el sentido, admitido por todos, de ideal de mejora subjetivo o de intención de cambiar las cosas frente a la situación presente. En este sentido coloquial todo ideal tiene algo de utópico, y la Masonería como ideal de Libertad, Igualdad y Fraternidad, también lo tiene.
Sin
embargo y comienzo el artículo por la conclusión, la Masonería no es
una utopía, ni en el fondo ni en la forma.
Para
razonarlo debemos conocer que es la utopía realmente, o que
manifestaciones ha tenido a lo largo de la historia.
Cuando
hablamos de Utopía, del griego U Topos , “ningún lugar o “lugar
que no existe” hablamos principalmente de un género literario, al
que dio nombre la famosa obra de Tomás Moro “Utopía”. Se trataba de una
,isla
legendaria, en la que habitaba un grupo humano cuya forma de
relacionarse era considerada paradigma ideal del comportamiento
humano y de la convivencia. Pero con independencia de su nombre, el
utópico era un género literario que se remontaba a la antigüedad e
incluía obras
tan conocidas como “La República” de Platón, o las obras de teatro
político de
Aritófanes, en el siglo IV antes de nuestra era.
En tiempos de Moro, este género, era considerado cómico y las
principales críticas que recibió su libro, fueron precisamente de
que se trataba de un libro divertido. Tuvo una amplia difusión en su
época. Ese sentido cómico también lo tuvo en el pasado clásico, donde la
propuesta (Las eclesiazusas) de Aristófanes de un gobierno femenino del
mundo, causaba
gran hilaridad por lo absurdo de la propuesta.
El género
dio origen también a una línea de pensamiento utópico que predica
en general
- Que existe un modelo ideal al que hay que tratar de llegar.
- Que el modelo es alcanzable.
- Que una vez alcanzado, debe de conservarse a toda costa.
- En algunos casos, estos modelos ideales, están relacionados con míticos momentos pasados en los que el ideal existió, siendo corrompido por la maldad humana. Esto ocurre especialmente en las utopías religiosas.
Como vemos
los modelos utópicos están más preocupados de la consecución del
fin y de su mantenimiento, que de los medios de conseguirlo, con lo
cual se acercan peligrosamente a los planteamientos fascistas y
totalitarios, que tratan de imponer a los demás un modelo sin
consultarlo, y a utilizar la coacción como medio de mantenimiento del
modelo.
Por si esto
fuera poco ignoran la naturaleza del ser humano que incluye el cambio
continuo como motor de su progreso y rechazan el valor de la
experiencia propia, invitando a la aceptación de otras experiencias
ajenas, sin someterlas a la razón. Son modelos dogmáticos
que coartan la libertad del ser humano, y por tanto, radicalmente
enfrentados al método masónico.
La Masonería no tiene nada de pensamiento utópico ni de metodología
utópica.
La Masonería
no plantea ninguna profecía utópica sobre el advenimiento de una
sociedad justa y perfecta en el triángulo de la Igualdad Libertad
Fraternidad, con independencia de que aspire a que la acción
transformadora de su método entre sus miembros, impregne también a
la sociedad en su conjunto, conduciéndola en esa dirección. No
existe por tanto un paraíso masónico alcanzable, ni que una vez
alcanzado deba ser protegido a toda costa.
La masonería
plantea un método para recorrer un camino. Ambos, método y camino
son personales e intransferibles.
La Masonería
no plantea la transformación de los seres humanos desde una
propuesta de ser humano ideal, sino desde la aceptación de los seres
humanos tal y como son, y como consecuencia, la sociedad será lo que
los seres humanos quieren que sean.
La Masonería
somete todas las propuestas a la razón de sus miembros, y nada de lo
que plantea puede ser realizado sin su análisis ni consentimiento,
con independencia de la naturaleza de lo planteado.
Como seres humanos
nuestra obligación es someter las propuestas a nuestra razón y a
nuestra experiencia y con esas armas reafirmarnos en
nuestra voluntad diaria de vivir en el respeto y la armonía con
nuestros semejantes.
Donostia Octubre 2020
IZ
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