Responsabilidad Social
Quizás nuestros esfuerzos sean
pequeños e intrascendentes en las grandes coordenadas de la
historia. Pero si algo debe de saber un maestro de la masonería, es que eso no
importa, que en el camino lo importante es la
voluntad de recorrerlo y la actitud con la que se recorre, sin
importar a donde llegaremos. No tenemos dogmas y no los aceptamos
porque construimos nuestras convicciones cada dia con nuestros
pensamientos y con nuestros actos, que siempre hermanos, deben de
estar entre la escuadra y el compas.
“La
construcción de la sociedad civil”.
R:.L.. Altuna Curso 2014-2015
Iñaki Zuloaga
¿Qué es la
Responsabilidad Social? A nivel de definición general sería el
conjunto de compromisos y obligaciones que de manera individual o
grupal, los miembros de una sociedad tienen para con el conjunto de esa sociedad y que pueden valorarse a diferentes niveles, legales,
ideológicos o éticos. No voy a decir que el nivel legal, las leyes
que nos gobiernan, o ideologico, las ideas que nos mueven, no sean
importantes. Lo son y mucho ya que regulan e influyen en aspectos
fundamentales de nuestra vida. A ellos nos
referiremos en otros momentos, cuando hablemos de la justicia de una
ley o de la trascendencia de una proposicion ideologica. Pero hoy me
voy a centrar mas en la dimensión ética, en la reflexión personal
sobre la actitud hacia la Responsabilidad Social.
La
Responsabilidad Social es por tanto, y en lo que nos interesa,
primero una conciencia y depues una actitud ética. Es la conciencia
de la necesidad de cumplir unas normas, es la conciencia de una
obligación solidaria hacia los demás, es la conciencia de que
nuestros actos repercuten directamente en el devenir de la sociedad,
es la conciencia de que todos somos responsables en la construccion
de la convivencia y es, en el fondo, la asunción plena de nuestro
destino colectivo en la historia de la humanidad. Y todo ello nos
mueve, o debe de movernos hacia unas actitudes que no pueden
circunscribirse al cumplimiento estricto de la legalidad, sino que
deben de ir mucho mas lejos en la asunción de un compromiso
personal con nuestra sociedad, en nuestro caso, a través de los
ideales que tan bien se condensan en el trilema liberal, de Libertad,
Igualdad y Fraternidad. Un compromiso, que nace de los principios
masónicos en la época inmediatamente anterior a la Revolución
Francesa, y en general a lo largo de todo el siglo XVIII.
La Masonería
especulativa que surgue en 1717, lo hace al amparo de un claro
sentimiento de establecer un concepto renovado de la responsabilidad
civil colectiva y su nacimiento es un compendio de esas nuevas
convicciones y de esas nuevas actitudes. . Todos somos responsables
de nuestro destino común. Ya no es una dádiva de los poderosos, o
una cuestión de caridad de los favorecidos. Es la asunción de una
nueva convicción sobre la necesidad de construir entre todos, una
sociedad nueva, mas justa, mas solidaria y mas libre, lo que anima a
los fundadores de la masonería especulativa inglesa de 1717. Un
espiritu que exportaran a sus colonias americanas donde con el tiempo
y nuevamente al amparo de la masonería nacera el primer estado libre
y democrático de la historia, la
República Federal de los Estados Unidos de Norteamérica, primera
República Liberal y Democrática de la historia y en la que los
masones concretan en forma de Estado la síntesis
de sus ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
La soberanía
popular, tras siglos de secuestro por diferentes minorías
nobiliarias y/o eclesiásticas,
llega al pueblo que la ejercerá a través del sufragio universal y
de los representantes en los Parlamentos. Nace así en embrión de
todas las democracias parlamentarias occidentales, que se
desarrollarán al amparo de estos principios, propiciando la mejora
material, intelectual y moral que impulsa la Masonería universal y
que a lo largo de los siguientes doscientos cincuenta años, derivará
en nuestros Estados del Bienestar y en el dominio de los Imperios de
la Ley.
No
son hoy por hoy, los Estados Unidos el referente en la aplicación
cotidiana de esa antigua y sabia convicción nacida de los principios
de la Masonería. La inmensidad de los intereses económicos que
mueven su economía ha diluido aquellas convicciones, aunque tampoco
negaré, que aún queden muestras de aquellos principios. Fueron las
socialdemocracias europeas las que tomaron el relevo en las
construcción de estados que fueran patrimonio de los ciudadanos y
garantes de la justicia social en el siglo XX. Pero he dicho que no
me iba a centrar en la reflexión legal ni ideológica aunque cito
sus orígenes porque creo que es importante siempre saber de donde se
viene y los sacrifios que tantos hicieron en el pasado para
garantizarnos nuestros derechos y deberes de ciudadanos.
Hay
una especie de consenso de que la consecución en nuestras sociedades
de las libertades que emanaron de los procesos historicos que os he
descrito, han dejado vacía de contenido a la masonería. Yo creo que
no. Bien al contrario de lo que pueda parecer los principios de la
masonería liberal están más vigentes que nunca. ¿Por qué? Porque
las convicciones que condujeron a nuestros estados democraticos se
tambalean. Incluso importantes segmentos de nuestra sociedad parecen
dispuestas a entregar su libertad y su futuro a los dogmatismos, a
los fanatismos y a los populismos. Esta además vigente porque las
actitudes que construyeron nuestros estados flaquean. Vemos día tras
día como la xenofobia, el racismo, el sindrome “del otro” como
responsable de todos los males propios se apodera de nuestra
sociedad. Son los rumores malignos, la tentación del egoismo extremo
que abandona a los demás a su suerte. Las señales de alarma no
pueden ser ignoradas por mas tiempo.
Es
posible que nuestra tarea no revista los tintes épicos de nuestros
antepasados. Nos toca seguramente actuar en una escala infinitesimal,
en pequeñas cosas y en nuestro entorno mas inmediato, pero es un
trabajo fundamental en estos momentos de la historia. Es posible
incluso que ese trabajo sea esteril. Que a nada nos conduzca pero es
indispensable realizarlo para poder estar a plomo con nosotros mismos
y con la humanidad a la que pertenecemos.
Es
cuanto
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