Hablemos de la Libertad. Decía Montesquieu que se trataba del "un estado de bienestar derivado de la confianza en la propia seguridad". Efectivamente. La libertad sin seguridad sólo puede existir en el plano subjetivo en nuestro recóndito interior, en nuestros sentimientos. Nadie puede acabar con la libertad de las personas si estas no lo consienten. Podrán acaso acabar con su vida, podrán ponerle en prisión, podrán vejarle, pero su libertad estará intacta mientras no se doblege su voluntad de permanecer libre. En cualquier caso será esta una libertad genuina y gratificante pero incompleta, sin posibilidades de expresión más allá del confín de la propia consciencia. En el plano público, regulador de la colectividad, se necesita una elaboración más sofisticada para convertirla en una virtud pública y el sentimiento de seguridad debe de estar acompañado para ejercerse de manera plena, de sistemas democráticos de seguridad jurídica ...